Tenemos que renaturalizar nuestras ciudades para mejorar nuestro bienestar, fomentar la biodiversidad y combatir el cambio climático. En nuestro artículo “Renaturalización, biodiversidad y agua: la senda que sostiene la vida”, ya exploramos estos aspectos.
Conectarnos con la naturaleza es una necesidad, además, tenemos que dar respuesta a esa afinidad que sentimos por la naturaleza y que conocemos como biofilia. Según Cecil C. Konijnendijk, para relacionarnos con la naturaleza en la ciudad, necesitamos tener oportunidades para:
- Ver una naturaleza urbana que incluya arbolado.
- Vivir entre árboles y otras plantas.
- Acceder y utilizar parques y otros lugares que incluyan naturaleza.
Estas oportunidades nos permiten conectarnos con la naturaleza, nos proporcionan descansos mentales, estimulan nuestra creatividad y mejoran nuestro bienestar.
Para que esta conexión funcione, estos espacios verdes deben contar con una buena calidad, lo cual implica que deben ser capaces de:
- Acoger
- Mostrar los ritmos de la naturaleza y el paso de las estaciones.
- Incluir actividades recreativas, lugares de encuentro y oportunidades de juego infantil.
Ahora bien…
La regla 3-30-300 de Cecil C. Konijnendijk ofrece un marco claro para la renaturalización, se trata de unas pautas mínimos para incluir espacios verdes en nuestro entorno. Seguro que en los últimos años has oído hablar de ella ¿verdad? es más, en el artículo que te señalaba al principio, ya la mencionábamos.
Lo que propone la regla 3-30-300 es que:
- Dispongamos de al menos 3 árboles visibles desde cada ventana de nuestra vivienda.
- Tengamos al menos con un 30% de cobertura verde dentro de nuestro barrio.
- Nos encontremos a menos de 300 m de un parque de disfrute diario.
Cumplir estas pautas sería un buen comienzo ¿no?
El reto de poner en práctica la regla 3-30-300
«Vale ¿dónde hay que firmar?» dirás, pero… no es sencillo poner en práctica esta regla ¿verdad?
Veamos los principales retos a los que nos podemos enfrentar si queremos materializar estos mínimos de 3-30-300, transformaremos cada uno en oportunidades creativas:
Falta de disponibilidad de espacio
Disponer de espacio para integrar espacios verdes en nuestras urbes ya consolidadas es todo un reto. Tendríamos que localizar espacios de oportunidad en:
- Solares vacíos, áreas abandonadas o en desuso para rescatarlas y convertirlas en infraestructura verde, eso es obvio. Igual es hora de replantearse tu Plan de Ordenación General, si está en tu mano, a por ello.
- Patios de colegios, escuelas infantiles, universidades: podríamos transformar estos espacios en jardines de aprendizaje para, además de aprender sobre la flora local y la importancia de la biodiversidad, ayudar a aclimatar estos espacios con la ayuda de la vegetación.
- Aparcamientos y calles: rediseñemos estos espacios para integrar arbolado.
- Ríos y arroyos urbanos desnaturalizados o tapados: podríamos recuperarlos y renaturalizarlos, son auténticos corredores verdes que fomentan la biodiversidad.
- Edificios privados: en muchas ocasiones, los edificios cuentan con un espacio en desuso a su alrededor, aprovechémoslo.
- Cubiertas de edificios: son espacios que reciben gran cantidad de radiación solar, así que ideales para ubicar un jardín y recuperar el suelo ocupado en planta por los edificios. Además, la vegetación trabajaría como colchón térmico que ayudaría a aislar los espacios interiores además de reducir el efecto isla de calor en el espacio urbano.
- Muros en los que integrar jardines verticales.
- Fomento de la integración de la naturaleza entre la ciudadanía dotándola de recursos, conocimientos y herramientas para que, desde sus posibilidades, aporten espacios verdes y no impermeabilicen sus jardines, incluso para integren auténticos oasis en sus balcones, todo suma.
Gasto de agua de los espacios verdes
Esto de crear espacios verdes consume mucha agua ¿no? y en España sufrimos un estrés hídrico que tiende a ser alto según AQUEDUCT, el atlas de riesgos mundiales asociados al agua.
Para mitigar este aspecto, podemos:
- Hacer uso de una gestión sostenible y responsable del agua como ya vimos en el artículo “Riego eficiente y agua regenerada en el paisaje” con el uso del riego inteligente y el agua regenerada.
- Integrar sistemas urbanos de drenaje sostenible (SuDS) que capten el agua de lluvia para usarlo en posterioridad.
- Emplear otras técnicas de conservación del agua como el mulching.
Falta de mantenimiento de los espacios verdes y costes elevados
Vale, ya tenemos resuelto el tema del agua, sin embargo, en ocasiones, los espacios verdes no reciben el cuidado necesario o no se llegan a implantar por los costes que llevan asociados.
A la hora de idear estos espacios, tenemos que diseñar también su mantenimiento para optimizarlo. Aun así, también hay que considerar que los jardines siempre llevan aparejado un mantenimiento regular en el que merece la pena invertir por los beneficios que nos reportan. Ya solo con el ahorro en gastos sanitarios, merece la pena. Hay muchos estudios al respecto, como este publicado en la revista “Environment International” que vincula el verde residencial con el coste en servicios sanitarios.
No obstante, también podemos establecer programas de voluntariado comunitario para limpiar y cuidar las áreas verdes. En muchas empresas, desde el área de Responsabilidad Social Corporativa, organizan jornadas con esta temática. Hay cooperativas como Ecoherencia que pueden ayudar en esta labor.
Esto sólo son algunos ejemplos, cada lugar tiene sus propios problemas, abordarlos desde una aptitud creativa nos dará la oportunidad de disfrutar de todos los beneficios de una infraestructura verde saludable.
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¡No te pierdas los siguientes contenidos!
Lecturas recomendadas
“Evidence-based guidelines for greener, healthier, more resilient neighbourhoods: Introducing the 3–30–300 rule”: Artículo escrito por Cecil C. Konijnendijk donde expone la regla 3-30-300
